La pandemia COVID-19 ¿Vértice de una nueva fase mundial?

El presente año 2020 comenzó con un evento biopolítico en el mundo: la pandemia COVID 19- SARS-COV-2. Dicho fenómeno empezó a difundirse a través de los medios de comunicación de su importancia en la realidad cotidiana; afectando con ello las dinámicas sociales normales de muchos países en el mundo. Así, poco a poco se fue extendiendo el virus de Asia a Europa, América y África, a pesar de las medidas de prevención o extinción de los diferentes gobiernos, trastocando a su paso a todos los sectores de las sociedades. A partir de ello, se tomaron en cuenta como lo hemos observado ya, distintas medidas, las cuales giran en torno al cierre de fronteras geográficas, limitación de la producción y de los mercados económicos, reduciéndolo en algunos casos a mercancías de primera necesidad, una cuarentena que implicaba el confinamiento (mantener a la gente en su espacio privado sin aglomeraciones llamado también “quédate en casa”), centros laborales trabajando como home office, las medidas de higiene se potencializaron en cualquier espacio ya sea privado o público (limpieza, estilizando, sanitización de superficies vivas o no vivas, etc.). El papel del cuidado del cuerpo, más no de las emociones, ha sido un eje relevante en las campañas de prevención de la pandemia, la finalidad en algunos países es combatir cualquier residuo del virus por la amenaza que representa, a estas medidas se le sumaron el llamado distanciamiento social, lo que por ejemplo en México, se representa como “la sana distancia”, lo cual implicaba no tener contacto físico con otra personas alrededor de metro y medio, independiente a los vínculos o relación que se tuviese con ellas.

En efecto este acontecimiento biopolítico ha sacudido la forma de organización y relaciones sociales en la actualidad, lo cual ha venido replanteado fronteras ficticias endebles entre lo privado y lo público, entre lo económico y lo político, lo biológico y el poder, lo virtual y lo físico, lo emocional y técnico. Dichas delimitaciones sociales establecidas por los poderes formales y fácticos (llámese leyes de vida o muertes, sobrevivencia, extinción, depuración, nuevos mercados etc.) nos hacen preguntarnos, qué lugar ocupamos los ciudadanos frente a esta realidad que vivimos y sobre todo a las medidas asumidas por todos.

Si bien es cierto, es difícil analizar con todas las variantes pertinentes la complejidad que estamos viviendo en estos tiempos por su vigencia y relevancia, también es cierto que se tiene que considerar las  singularidades que se han presentado  en los diferentes continentes, países, y contextos socioculturales y económico-políticos, que van dando cause a sus propios marcos de referencia. Ahora bien, lo que aquí se pretende es reflexionar sobre algunas cuestiones que son efecto de la movilización que implica este acontecimiento histórico-biológico  y que ha venido permeando las conductas, actitudes y prácticas sociales en los diferentes integrantes y sectores de la sociedad. En dicho proceso se observa como se vislumbran nuevas formas de organización social, política, económica y personal mediadas todas por un común denominador: el poder mediático que se ha fortalecido y ha sido fundamental en la dinámica actual, tal como lo está siendo el medio virtual, es decir, el uso de los diferentes dispositivos por medio del uso del internet. Este poder mediático es uno de los factores y sectores que se  ha visto potencializado por su uso y recurso en la organización y sobrevivencia de muchos sectores productivos y de consumo, por ejemplo, las compras, cursos, trabajo, convivencia, entretenimiento, arte, difusión, información, comunicación, desinformación etc., son actividades que se realizan que continúan en medio de los distanciamiento sociales efectos de la pandemia mundial que se vive, lo cual ha permitido una especie de estabilidad social, endeble sí pero ha fungido como un sostén. A pesar también de las resistencias o existencia de algunos sectores sociales que no tienen acceso a medios virtuales o deciden no utilizarlo. Sin embargo, en la mayoría se ha sostenido emocional, física, profesional, económica en gran medida por la utilización de una red virtual.

Ahora bien, en este marco de acontecimientos habría que pensar y/o  plantear algunos ejes de reflexión. 1) ¿El modelo económico y social vigente está por terminar? 2) ¿Estamos viendo en esta crisis actual emerger nuevas formas de organización social, política y económica? 3) ¿La sociedad está modificando prácticas sociales cotidianas que pueden quedarse durante décadas o quizá centenares?, 4) ¿En qué tipo de sociedad nos estamos transformando? 5) ¿qué función tiene la voluntad del sujeto versus ciudadano en los cambios actuales que se están dando?

Quizá estos tiempos nos muestran la movilización de una nueva fase mundial, la cual está dándose en lo contingente de diversas fuerzas existentes, y que en su devenir lo vamos dilucidando y destejiendo cual artesanos de la realidad social. Vislumbrando como lo biológico se transforma en político-económico o viceversa. Quizá el virus virtual o físico llegó para quedarse. Y por ello, algunos aprendemos mientras tanto, prácticas sustentables con miras a una visión de permanencia y extinción de mercados mundiales.


Mónica Jiménez Olmos

Socióloga y Psicoanalista

socmona27@yahoo.com.mx

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