VINCULO AMOROSO ¿ACONTECIMIENTO O SÍNTOMA?

Si no hubieras estado aquí, Paulo habría muerto,

hace mucho tiempo, y yo lo sabía.

Eso es lo más terrible:  yo lo sabía.

*Marguerite Duras


En el marco de los tiempos de confinamiento que estamos viviendo en todo el mundo, y en específico en México, plantearnos hablar del tema de los vínculos amorosos me parece más que pertinente, éticamente necesario.  En varias ocasiones por muchas razones no estamos acostumbrados a hablar de la experiencia del amor y los terrenos delicados que lo habitan y mucho menos en espacios profesionales; son experiencias que en algunos casos queda para el silencio, en el espacio de lo privado, en el olvido, resistencias, la negación, el rechazo, si bien nos va para la conversación entre amigos y amigas, o en muy pocos casos en consultorios de algún tipo de terapia; en fin.  La invitación a este espacio que convoca a decir algo sobre el tema, abre para mí la posibilidad de tener interlocutores en la búsqueda profesional y por supuesto personal, para reflexionarlo desde muchas miradas entre los vértices disciplinarios que aportan un abordaje del mundo psíquico, y desde luego a partir  la diversidad  que se vive en las realidades actuales; es tiempo me parece, que hablemos del amor.


A mi interesa abordarlo y ponerlo en la mesa del diálogo y la reflexión, desde algunos tipos o experiencias de amor tales como el amor platónico (ideal), el amor síntoma (goce), el amor erótico (acontecimiento), experiencias que desde mi punto de vista del saber psicoanalítico, se desplaza entre otras coordenadas por un lado del  fantasma  ( Es el modo en que el Otro se mantiene presente en la estructura neurótica –y al mismo tiempo intermediado-, sea como relación con la causa del deseo, sea como forma de defenderse al goce del Otro. ... Es por eso que Lacan dice que el fantasma es una defensa frente al goce del Otro).

Sujeto barrado en falta, el objeto a causa de deseo y el Otro barrando

Y por el otro lado desde la aportación que nos ha dado desde mi punto de vista la vigencia de las aportaciones de Freud sobre el tema en la estructuración y dinámica psíquica de los sujetos, tal como lo es como lo es el proceso de la sublimación (es uno de los destinos de las  pulsiones de la libido sexual,  Eros y Tanatos, es decir, Vida y Muerte, donde se transforma es energía en otros productos arte, deporte, amor etc.), estas dos nociones son  piezas esenciales de la danza del amor a solas (en ausencia) o con el otro (en presencia); en este sentido, también habría  que resaltar en el vínculo amoroso dos posiciones subjetivas del sujeto en falta y deseante, es decir, el lugar desde donde vive la experiencia amorosa, el cual puede ser  una posición pasiva- la del amado,  o una posición activa- la del amante.

Describiré brevemente algunas características que son recurrente en algunas formas de amar: 

El amor platónico, el cual retomo de las enseñanzas de los diálogos de platón- socráticos sobre banquete, donde se reflexiona desde las ideas- representaciones lo que es o puede ser el amor, y a partir de ello se dan muchas definiciones al respecto; y es ahí donde  encontramos en muchas experiencias culturales que van desde la represión, inhibición, la idealización, altas expectativas, es este tipo de amor no hay demostración alguna que pueda alcanzar los construcciones simbólicas del amor desde esos estándares.   Muchas veces cayendo en relaciones de ausencia, de retórica o imposibilidad de un encuentro más amoroso.

En el amor como síntoma, la mayoría de las veces se ama desde el cuerpo inconsciente, desde las marcas infantiles, que muchas veces pueden ser traumáticas, una herida subjetiva en la estructura psíquica de una persona, de ahí la repetición del síntoma marcado en constitución psíquica infantil, es decir como fue o no amado por sus vínculos o falta de ello en su primera etapa de vida,  dejara huella mnémicas en el cuerpo y marcara una tendencia en la reproducción de sus vínculos sin ser como Freud nos muestra destino, sin embargo,  muchos de las experiencias amor serán de exceso de goce, entendido este último como por ejemplo, vínculos a partir de la culpa, el miedo, de la violencia, del sufrimiento, castigo, sometimiento, abuso, estructuras narcisistas, etc.

El amor erótico, implica el cuerpo, la sublimación, la presencia y ausencia que conforma el deseo de producir encuentros con el otro, se vive el Eros, vida creación, producción, y se sublima la pulsión de muerte en otros destinos, es decir, existe la voluntad del sujeto de decidir, ser, estar y hacer en el encuentro con el otro una experiencia de amor y al mismo tiempo separa su goce de pulsión de muerte a otros destinos distintos del vínculo amoroso.

Hay una renuncia del goce- exceso-sufrimiento (castración- el no todo). Es decir el sujeto se rodea y reconoce la falta para poder desear a partir de su vacío y habitarlo con experiencias producidas en los encuentros con el otro que también desde su no saber consiente quiere de su deseo entre otras tramas, en la posibilidad de  construir un espacio comunes.

En estas diversas experiencias subjetivas y por supuesto singulares,  el camino va de la mano del atravesamiento del fantasma constitutivo de la subjetividad desde el aporte psicoanalítico,  entendido como la pregunta o respuesta supuesta al uno mismo y al otro, nos hace experimentar momentos de goce imaginariamente, por lo tanto si que quiere amar como una posibilidad de existencia se le tiene que encarar e ir más allá de él y su goce implicado; con tal esfuerzo del sujeto se puede encontrar como salidas menos sufrientes con el deseo- fuerza de sublimar  con nuevos destinos de la pulsión como lo puede ser uno de ellos: el amor.

Para terminar mi reflexión, sobre el camino abierto e indeterminado del tema del amor; con todo y las implicaciones que representa el vínculo amoroso ya sea  desde procesos inconscientes del goce-síntoma (repetición de heridas de la historia subjetiva como el padecer o sufrir desencuentros por la falta de amor) o apuntalando la presencia de un acontecimiento (espacio de algo nuevo que se muestra en la verdad del advenimiento de lo real  de esos lugares vacíos el sujeto que permiten el encuentro del cual se puede simbolizar hacedores de amor  entre la diferencia de las otredades).

El vínculo amoroso es una apuesta, y habría que jugársela en serio invocar y hacer entre dos una experiencia estética sublime del amor singular, sutil y particular, entre ese amado y amante que se descubren en su vulnerabilidad desnuda de Ser en el movimiento y la capacidad de dar y recibir eso algo que desde el lugar del vacío es decir de su Deseo y en el quiebre de su no saber produce un acontecimiento, diría Alain Badiou el Ser y acontecimiento,  ese que causa sorpresa, en la creación de nuevas posibilidades de lo posible.

Este trabajo minucioso que implica construir con sus delicadezas un vínculo amoroso, desde mi punto de vista implica las pinceladas tal cual fuéramos artistas creando una obra de arte; así la experiencia amorosa  sublima tal como se hace una obra de arte, a partir de trazos muy concretos como Ser ahí en un tiempo, con miradas, con vivencias, las emociones, con presencia, con ausencia, tejiendo poco a poco con sus letras, sus trazos, palabras, susurros, con silencios, su propia historia, y con ello haciendo una huella con la que se construye un puente, entre yo y el otro, es decir una comunidad  donde las voluntades de los sujetos creadores y hacedores  transiten al encuentro amoroso.


* Duras, Marguerite, El amante de la china del norte, Tusquets editores, página. 24.


            Mónica Jiménez Olmos

Psicoanalista y Socióloga.

21 de agosto del 2020.

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